Pensant, deixant de pensar i quan hi penses...hi tornes

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20.7.06

CASTILLA, TIERRA DESCONOCIDA

Era premonitorio el título de la entrada anterior, hablaba de vacaciones, y así ha sido, el blog ha estado tranquilo durante tres semanas, las necesarias para poder hacer un punto y seguido, pero sin duda un antes y un después.



Sorprenderá, de nuevo, que la lengua que utilizo no sea la materna pero para hablar de unas tierras que he visitado estos días creo más interesante utlizar la lengua de las mujeres y hombres de esa Castilla que sigue luchando por ser ella, rodeada de gentes, regiones y naciones que muchas veces la olvidan o la identifican con unas cosas que en realidad no son más que tópicos interesados.

Hoy Castilla està resurgiendo, está situada en el mapa de la España plural, está integrada en la Europa que no acabamos de construir, y está dando vida a sus gentes y con eso se consigue mucho más que en otros momentos de la historia reciente o lejana.

Queda poco de la Castilla imperial, pero queda su patrimonio. Queda poco o casi nada de la Castilla franquista, pero alguna cosita podría resituar-se. Hoy tenemos una Castilla viva, la que como otras zonas -regiones, países o naciones- del Estado español está transformandose con esos fondos FEDER que tanto nos han dejado y con los que hemos podido avanzar en la cosntrucción de la nueva España.

Aún quedan detalles que conviene mejorar, especialmente la mejora de la explotación a todos los niveles de el rico patrimonio castellano. No es suficiente tenerlo, hay que sacarle rendimiento ya. Los trigales castellanos tienen que ser ahora su paisaje y su patrimonio histórico.

Visitando Palencia, Valladolid, Soria y Burgos, sentí en lo más hondo que esta tierra se ofrece a quien la valora, a quien casi la "quiere", por ser austera, seca y por tener una manera de vivir mucho más socializada que otras tierras que uno conoce de cerca.

Y además, y con mucho detalle, me quedo con uno de los más admirados poetas españoles, ese Antonio Machado que cuando escribe sobre Soria lo sientes como si estuviera susurrandolo a tu oido, y si además crees en él puedes compartir unos versos como los siguientes cuando el que esto escribe también llegó a esa ciudad por segunda vez:


He vuelto a ver los álamos dorados,
álamos del camino en la ribera
del Duero, entre San Polo y San Saturio,
tras las murallas viejas
de Soria -barbacana
hacia Aragón, en castellana tierra-.